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Son muchos los muebles que se ven afectados por los efectos del sol o las inclemencias del tiempo y puede que nos planteemos qué hacer. Habitualmente, se considera que ya no tienen utilidad o no se puede hacer nada con ellos, y acaban desechándose. Pero, que la madera se haya visto afectada por el tiempo, no es sinónimo de que ya no sirva. Podemos prolongar su vida útil realizando un mantenimiento y aplicando el tratamiento de pinturas adecuadas. Esto, además de ayudarnos a ser más sostenibles y suponer un ahorro para nuestro bolsillo, también es un entretenimiento ideal para trabajar las manualidades y desarrollar la imaginación.

Primer paso: preparar la superficie

Antes de aplicar la pintura, siempre será necesario que preparemos la superficie primero. Cuando la madera ya esté pintada, y la pintura se encuentre en buen estado, no será necesario retirarla. Esta nos servirá de base, pero sí que será imprescindible realizar una limpieza, para evitar que la pintura no quede uniforme o queden elementos pegados a ella. En el caso de que la pintura se encuentre dañada o ya no admita más capas, debido a la cantidad que contiene, será necesario decapar. Por último, si se trata de muebles nuevos, tendremos que preparar la superficie aplicando tapaporos.

Maderas con pintura en buen estado

Una forma rápida y sencilla de comprobar que la pintura se encuentra bien adherida, es pasar sobre la superficie un taco de lija. Si al pasarlo este desprende polvo y vemos que no se traba debido a restos gruesos de pintura, será señal de que es apta para ser pintada.

En primer lugar, será necesario lijar toda la superficie. El objetivo no es retirar la pintura existente, sino preparar la base para que la pintura se adhiera con mayor facilidad y de manera más adecuada. El uso de mascarilla para llevar a cabo esta tarea es imprescindible, de lo contrario podríamos respirar todo el polvo que se desprenda.

Una vez que hayamos realizado el lijado, limpiaremos bien con un paño húmedo para retirar todo el polvo. Al disponer la madera de una capa de pintura, los poros estarán cerrados, por lo que ya sería factible la aplicación de la pintura que vayamos a utilizar. Para un mejor resultado, es recomendable dar dos manos de pintura, dejando un tiempo de secado entre ellas.

Maderas con pintura en mal estado

Si la pintura está dañada o ya no admite más capas, será necesario utilizar un decapante. Cuando hagamos uso de este, siempre será necesario hacerlo en un lugar con buena ventilación y utilizar la protección adecuada, como gafas y mascarilla. Una vez aplicado, lo dejaremos actuar el tiempo necesario. Podremos ver cómo se van formando burbujas en la superficie, señal de que se está desprendiendo la pintura.

Una vez desprendida, la retiraremos con una espátula, teniendo cuidado de no dañar la madera. Posteriormente, limpiaremos toda la superficie con un paño húmedo y dejaremos secar. Al contrario que en el apartado anterior, al haber retirado la pintura existente, la madera tendrá el poro abierto. Por lo tanto, será necesario dar una imprimación y un ulterior lijado.

En el caso de que queramos recuperar la veta de la madera aplicando barniz, lijaremos con lija de grano fino para eliminar bien cualquier resto de pintura que pueda quedar, siempre en el mismo sentido que las vetas. Tras esto, aplicaremos tapaporos y barniz para el acabado final.

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