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Siempre que vayamos a pintar una superficie, seguramente será necesaria una imprimación. Para garantizar un buen acabado y que la pintura quede mejor fijada, un tratamiento previo es imprescindible. Por ello, deberemos limpiar en profundidad la pared o mueble, retirando bien los restos de polvo o pintura en mal estado que pueda haber, para poder trabajar después de forma adecuada.

La imprimación consistiría en un recubrimiento de la superficie que vamos a pintar. El producto de imprimación tiene una textura muy parecida a la de la pintura, pero, al contrario que esta, no se utiliza para acabados finales. Su función es proteger y permitir una mejor adherencia de la pintura. En el caso de zonas muy deterioradas, también las fortalecerá.

¿Qué tipos de imprimación hay?

Las imprimaciones pueden ser distintas, dependiendo del tipo de materiales a los que se aplique. Aunque no siempre sea necesaria una imprimación, es recomendable aplicarla, principalmente si trabajamos con madera, yeso, aluminio, azulejos, hormigón o PVC. Además de actuar como selladora, dependiendo del material, la imprimación puede evitar la corrosión, la oxidación, el moho y las manchas de humedad.

Podemos encontrar diversos tipos de imprimación, como son:

  • Las que se diluyen con agua.
  • Las que necesitan un disolvente especial para diluirse.
  • Para metales.
  • Específicas para paredes.
  • Para superficies difíciles, como pueden ser azulejos o cristal.
  • Imprimaciones para madera.
  • Indicadas para fachadas.

¿Cómo aplicarla?

Para aplicar la imprimación, el proceso es similar al de la aplicación de la pintura para el acabado final. Siempre es recomendable revisar las indicaciones que acompañan al producto, pero, por lo general, el procedimiento consistiría en:

1.- Preparar la superficie para que quede apta y uniforme. Retiraremos los desperfectos que haya y masillaremos las zonas en las que pueda haber daños.

2.- Lijar la superficie. De esta manera conseguiremos una base totalmente homogénea.

3.- Aplicación de la capa de imprimación. Podemos realizarlo utilizando un rodillo o una brocha.

4.- Dejar secar el tiempo suficiente y, posteriormente, proceder con la pintura para el acabado final.

¿Cuáles son sus ventajas?

Como hemos indicado, las ventajas de aplicar una primera capa de imprimación son muchas:

  • Protege contra la humedad, la oxidación, la corrosión y los hongos, sobre todo en aquellos que se encuentran al aire libre.
  • La pintura se fijará de forma más homogénea gracias a ella.
  • La adherencia de la pintura final será mucho mejor, ya se trate de superficies lisas o porosas.
  • Se obtienen unos resultados de mayor calidad.
  • Su secado es rápido, permitiendo la aplicación posterior de cualquier técnica de recubrimiento.

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